Desigualdad alimenticia en tiempos de Coronavirus

14 Abril 2020

Se dice que las personas se encuentran en situación de inseguridad alimentaria grave cuando al menos un miembro del hogar se haya quedado sin alimentos, haya experimentado hambre y, en las situaciones más extremas, haya pasado varios días sin comer.

Sofía Bustos >
authenticated user Corresponsal Corresponsal Ciudadano

Por Sofía Bustos

Ya han pasado varias semanas desde que comenzó la pandemia, y hemos visto con atención como ha afectado la forma en que se comercializan, distribuyen y consumen los alimentos. Estamos en pleno proceso del desarrollo de la enfermedad, y si bien es muy pronto para análisis muy profundos, vemos que existe un grupo de la población que indica que ha mejorado sus hábitos alimenticios debido al aislamiento. Estudios indican que una de las razones por las cuales las personas se mal alimentan, tiene relación con el factor tiempo, por lo cual el aislamiento y el pasar más tiempo en casa podrían ser una oportunidad para revisar esta variable y ver el aislamiento, voluntario o impuesto por la autoridad, como una oportunidad.

Este grupo de personas indican que están cocinando mayor cantidad de comidas caseras y que han vuelto a tomar sus ollas y sartenes, han desempolvado sus libros de cocina y las redes sociales les han servido como inspiración para nuevas ideas de preparaciones. Este grupo ha podido acceder a alimentos sin mayores problemas, para muchos de ellos los pedidos online y el despacho a domicilio han sido una forma de abastecimiento exitosa, que si bien ya utilizaban en forma esporádica, se ha transformado en su canal de abastecimiento permanente en estos días. Frutas, verduras, servicios de supermercados, pescados y mariscos, entre muchas otras alternativas de productos pueden llegar a sus puertas con relativa eficiencia y a precios competitivos.

Pero existe también otro grupo importante de la población donde la situación es totalmente diferente, es precisamente el grupo con menos ingresos y con menor acceso a alimentación de calidad, donde se espera un deterioro en la calidad de su alimentación, ya que habría una disminución en el acceso a alimentos de buena calidad nutricional y un aumento en el consumo de productos ultra-procesados, esto debido a su menor precio y amplia disponibilidad. Parte importante de este grupo seguramente no se encuentra en sus hogares en aislamiento social, ya que sus fuentes de trabajo no se los permiten, y las formas de acceder a sus alimentos no es online, sino más bien de manera presencial en mercados y ferias libres.

Covid-19 genera una esperada sensación de inseguridad en las personas, el temor a no conseguir alimentos nos hace sentir un miedo comprensible, un miedo que Chile había dado casi por superado, pero que en el mundo muchos sufren día a día. En América Latina y el Caribe 42,5 millones de personas padecieron hambre en el año 2018, y se espera que las cifras aumenten debido a esta pandemia.

Se dice que las personas se encuentran en situación de inseguridad alimentaria grave cuando al menos un miembro del hogar se haya quedado sin alimentos, haya experimentado hambre y, en las situaciones más extremas, haya pasado varios días sin comer. En cambio, se habla de inseguridad alimentaria moderada cuando los miembros de una familia se ven obligados a modificar la cantidad o calidad de los alimentos como consecuencia de las incertidumbres asociadas a su capacidad de acceder a alimentos, y este es precisamente el indicador que Chile deberá observar con mucha atención, ya que los problemas de inseguridad alimentaria están más frecuentemente asociados con fenómenos estacionales que permanentes, tal como lo es Covid-19.