Maternidades Singulares es una organización que reúne a madres que, a través de la asistencia médica y mediante la donación de espermios y/o óvulos, concretaron su deseo de formar familia. Soledad Cartagena quien lidera esa comunidad, nos cuenta sobre los desafíos, miedos y obstáculos que, como colectivo, este grupo de madres tiene hoy frente a la ley y la sociedad. También resalta la realidad de regiones, donde tanto los recursos médicos como los obstáculos marcan la vida de estas madres. 

- ¿Cuéntanos cómo fue tu camino personal hasta llegar a la creación de Maternidades Singulares?

Soy psicóloga y me metí mucho en el tema del VIH, en los noventa. Luego trabajé en salud sexual y reproductiva, haciendo muchas capacitaciones a personal de salud sobre temas que antes no se hablaban, como el de la homosexualidad, derechos de los pacientes y derechos reproductivos. Tuve una consultora con otros tres colegas donde nos dedicamos mucho a proyectos donde hacíamos capacitaciones en distintas regiones del país. 

Paralelamente, tuve una pareja durante muchos años, pero esa relación terminó y comenzaron otras relaciones pero a partir de los 32, recuerdo, no tuve parejas y siempre seguí trabajando en estos temas de reproducción, y veía que ya en otros países las parejas de mujeres podían tener hijos a raíz de la donación de espermios. Yo tenía ese dato por las investigaciones que hacía de diversidad sexual para Chile. Es super relevante para la población en general y la población de mujeres, sobre todo, saber que la vida reproductiva de la mujer tiene un límite, no tardío, más bien temprano, si bien una sabe que hay mujeres que fueron mamás a los 40 o 45 años. Pero la verdad, en medicina reproductiva lo decimos, antes de los 35 ojalá puedas congelar óvulos, ojalá tener  hijos antes de los 35 años, porque desde ahí en adelante la calidad de los óvulos se va deteriorando. Tal es así que a los 40 años tienes menos del 10% de probabilidades de quedar embarazada a través de técnicas de reproducción asistida. 

Pasó entonces que cumplí 36 y no aparecía nadie y empecé a mirar a la gente no ya con cara de pareja sino de padre y me decía que era super injusto eso. De repente empecé a notar que había madres solteras y Chile es un país plagado de madres solteras, lo que pasa es que no es por elección, sino que muchas veces tiene que ver con que estaban en pareja, ella quedó embarazada y él se fue o decidió no hacerse responsable. Entonces me dije que también podría ser madre soltera. Sabía que era más difícil, pero también la maternidad era algo que siempre soñé. Siempre me pensé con hijos y no con una, sino con dos o tres y yo estaba en los 36 sin nada. 

-¿Cuáles son los principales desafíos de haber tomado esta decisión y qué aprendizaje compartirías con quien está evaluando esta posibilidad?

El primer desafío fue mi familia, el qué iban a decir. Ese fue el principal susto. El otro era que si esto llegaba a resultar, que esa criatura no sufriera por la elección que uno hizo. 

Respecto a los aprendizajes hay varios. Uno que no aprendí de mi es que los tratamientos de medicina reproductiva son difíciles. Las personas que van al tratamiento lo pasan muy mal. Uno tiene la idea de que la medicina reproductiva resuelve la idea de ser padre, pero no siempre es así, es más, la mayor cantidad de las veces no es así. Por eso mi consejo es tratar de actuar tempranamente, a los 35 o 38 años. Anda luego a verte con un especialista porque hay mucho ginecólogo en Chile pero que no tiene el expertise. Sobre los 35 años, si hay mujeres solteras que están pensando en esta posibilidad, consulten luego. Hoy gracias a la pandemia la telemedicina existe y muchas de las clínicas están usándola para las primeras consultas. En regiones entiendo que en Valdivia y Concepción hay centros donde se están haciendo tratamientos. Otro consejo tiene que ver con qué hay mujeres que nos consultan: "¿Me la podré?" Y, es cierto, es difícil. Mi consejo es: piensalo bien porque no es una decisión que luego de que resulta, una pueda decir no, me arrepentí.

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-¿Dónde está el nudo legal que no permite el correcto reconocimiento de esta conformación familiar? 

Creo que el matrimonio igualitario hizo avanzar en algunos temas pero no en estas familias monoparentales, como nos llamamos. En nuestros certificados de nacimiento, el de nuestros hijos, aparece la madre pero no dice el nombre del padre y lo que se sub entiende es que no hay padre reconociente de manera legal. 

Sin embargo, hoy la ley permite que haya un eventual padre que reconozca, aun cuando no guarde filiación genética. La ley, al ser muy antigua, privilegia la existencia de un padre que reconoce. No nos piden autorización a nosotras. Quedamos a merced de alguien que fue al Registro Civil y que se arrogó el derecho de ser padre de nuestros hijos, sin nuestra anuencia. En nuestro caso (el de Maternidades Singulares), si no hay un padre puede venir cualquiera y eso nos deja en absoluta desventaja y vulnerabilidad. Lo que nosotros queremos y para esto estuvimos en conversaciones con Diputados de la República, es que las mujeres, es decir, madres solteras que concibieron por donación, pudieran aceptar dar ese consentimiento.

- ¿Está el sistema de salud y los profesionales preparados para incorporar esta técnica y contener humanamente a las madres?

Estamos absolutamente atrasados, te lo digo particularmente por mi hija, que ha tenido que ir al médico y le preguntan por las enfermedades del padre y le decimos que nació por donante y quedan como en shock, no saben qué responder. Se ponen super nerviosos y es absurdo. En términos psicológicos me sucede que esta cosa del padre ausente es un temazo para muchos psicólogos, pero honestamente si uno nace sin algo, se acostumbra a ese nacimiento. Para mi hija no tener el padre no ha sido terrible. Es la sociedad la que impone que hay que tener dos padres. Lo importante para los niños son seres significativos y pueden tener uno o varios. 

-¿Cómo nació “Maternidades Singulares” y cuáles son sus reglas?

El grupo tiene dos condiciones, una haber querido ser madre, sin pareja, mediante medicina reproductiva, es decir, con donante. Y la segunda es querer decirle ese origen a nuestros hijos, no hacer un secreto de esto. Esto no es un tabú. 

-¿Qué recomendación nos puedes dar para generar redes de apoyo sobre todo en los  primeros años de crianza?

Te diría que en nuestro grupo de Maternidades Singulares vamos para 60 participantes y el 70% vive con la abuela, con la hermana por lo que hay alguien más en la casa que hace posible esa maternidad. Hay lugares como los jardines, pero cuando un niño tiene más de 2 años y se enferma tu no tienes licencia y tienes que quedarte en la casa. Por suerte hoy el teletrabajo ayuda en esas cosas pero si no tienes una red de apoyo es muy difícil. La otra opción es contratar a alguien, pero eso significa invertir económicamente y encontrar a alguien idóneo y eso es muy agotador. Son pocas las mujeres que hemos vivido esto sola. Yo he vivido sola la maternidad con Amanda desde el principio, pero mi padre vive a  8 cuadras, mi mamá vivía más lejos pero estaba disponible y mis hermanas estaban disponibles entonces no hubo esa dificultad. 

- Se supone que estamos en una sociedad diversa, con distintos tipos de familia: ¿Crees que todavía hay prejuicios respecto a este tipo de familia?

Sí y sobre todo en regiones. Hay madres que están muy solas en regiones y por lo tanto les cuesta mucho confrontar esta realidad en los colegios de sus hijos y sabemos que hay cierta discriminación. Una madre nos contaba que había tenido muchas dificultades para que aceptaran a su hijo hasta que lo cambió de colegió y dijo que el padre de su hijo estaba muerto. Y eso le abrió las puertas. Entonces hay una sociedad a la que le cuesta entender que la diversidad de familia es mucho mayor.

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